
Es una veneno que recorre tus venas, es un malestar profundo del interior. ¿No sientes como te quema por dentro? ¿No tienes los nervios a flor de piel? No te deja pensar, no te deja concentrarte y no te deja vivir. Miedo. Oscuridad. Velocidad. Descontrol. ¿Pero que pasa? Concéntrate, hazlo. Escucha. No, no puedo, solamente puedo oír. Estrés, por llamarlo de una forma, a esa sensación que me atormenta. Tormento interior, demasiado profundo. Sácalo. Sácalo pronto porque siento que me ahoga. Ese veneno recorre mis pulmones y los estruja como hojas marchitas, sácalo que no lo soporto. Ahora tengo miedo, miedo a que me venza, miedo a ser más débil. Quiero gritar. Si, GRITAR. ¿Si grito muy, muy fuerte, saldrá fuera? Me siento como si estuviese dentro de una lata de hojalata oxidada, encerrada sin salida y desgastada. Sácame, sácame pronto. Me siento pequeña y agobiada, triste y desolada. ¿Pero que tengo que hacer? Se que nadie lo sabe, ni yo misma lo sé, y sola en un mar de lágrimas me ahogaré.